Ya llegó el Adviento. A todos nos suena esta palabra, y probablemente lo relacionamos con chocolatinas ¿verdad?. Si queréis saber más sobre esta época mágica, más allá de ofertas comerciales y compras compulsivas… ¿Me acompañáis un ratito?
¿Qué es el Adviento?
La RAE define Adviento así » En algunas Iglesias cristianas, tiempo litúrgico de preparación de la Navidad, en las cuatro semanas que la preceden.»
El origen de esta palabra es latino, deriva de adventus, que quiere decir llegada.
Así que podemos deducir que es la época que precede a la Navidad y de preparación para su llegada.
Sin embargo, a mí me gusta hacer hincapié en el concepto de espera. El Adviento es un momento maravilloso para trabajar la espera con los niños, para alimentar la ilusión por la llegada de la Navidad, de vuelta de la luz… El solsticio.
El Adviento en la pedagogía Waldorf
En la pedagogía Waldorf, cada una de las cuatro semanas de Adviento se relaciona con un reino difererente. Estando la primera semana dedicada al mineral, la segunda al animal, la tercera al humano y la cuarta al espiritual.
Para hacer de esto algo que puedan vivir los niños en la mesa de estación van apareciendo, junto a María y José y el burro que se dirigen al pesebre, elementos propios de esos reinos. Los cuentos cambian cada semana, para adaptarse a las novedades que se ven en el aula en cada momento.
En las entradas específicas sobre cada una de estas semanas podréis leer más en detalle todo esto.
¿Cómo podemos celebrar el Adviento en casa?
El calendario de Adviento
Es una de las maneras más tradicionales para iniciar esa cuenta atrás, normalmente desde el día 1 de Diciembre. Si estás leyendo esta entrada, es relativamente probable que no te apetezca dar a tus hijos un trozo de chocolate con leche lleno de azúcar procesada y demás guarrerías. ¡Pero eso no quiere decir que no puedas tener un calendario de Adviento!
Hay mil maneras en las que el regalito de cada día puedas personalizarlo. Puedes compar calendarios ya hechos, con cajones de madera o de tela con saquitos… Hay muchísimos modelos para que elijas. Os dejo algunos ejemplos en mi página sobre todos mis artículos impresindibles.
También, por supuesto, puedes hacer uno tu misma(o). Una idea muy sencilla es colgar un palo de unas cuerdas, y en el palo atar una bolsita para cada día. ¡Queda precioso! También puedes poner una lana y fijar directamente con unas pinzas las bolsitas a modo de guirnalda. ¡Aquí la creatividad es el límite!
¿Qué meter en el calendario de Adviento?
Pues una vez más todo depende de vuestras preferencias. Al final lo importante de este gesto es la espera y el camino… Lo de dentro, es lo de menos.
Si queréis que sea algo tipo «golosina», pero que sea saludable; podéis elegir poner algún fruto seco especial, uvas pasas o gominolas hechas en casa (¿sabéis que son muy fáciles de hacer?, si os interesa que haga una receta decídmelo).
Si preferís que la sorpresa no sea comestible, es muy bonito que vayáis creando en casa vuestro propio Belén. Sin duda es mi opción favorita. Día a día y poco a poco, van apareciendo elementos para acompañar en el camino al pesebre. Así los regalitos pueden ser adornos para el Belén, la primera semana unos guijarros, conchas… O lo que sea que tenga que ver con el mundo mineral. La segunda semana pequeñas plantitas, ya parece que llega la vida a nuestro salón, en la tercera los animales que queráis (como por ejemplo ovejas, o gallinas, para los pastores). En la tercera semana, aparecen los pastores y todos los personajes que queráis tener en vuestro Belén. Por último llegan los ángeles y el Niño Jesús en Nochebuena.
La corona de Adviento
Otra de las formas que tenemos de transmitir a los niños que se acerca un momento especial del año, un nuevo comienzo. Si ya encendéis velas antes de cenar, por ejemplo, será muy sencillo cambiar el ritual por la corona de Adviento.
Mientras se encienden las velas de la corona, os recomiendo que cantéis una cación para que ese momento sea aún más mágico.
Una vez más hay muchísimas coronas a la venta, y podéis ver algunas de mis favoritas aquí.
Pero no puedo evitar recomendaros que optéis por el DIY por muchos motivos: el cariño con el que se hace, tener algo natural y no artificial, la oportunidad de hacerlo todos juntos en familia y el maravilloso perfume con el que inunda la habitación donde la tengáis.
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