Mochilas no ergonómicas. Los comienzos de Amaia.
Tengo la suerte de poder presumir de ser amiga de Amaia y estoy encantada de poder contar con ella en esta ocasión. Arriba tenéis sus redes sociales, Facebook, YouTube e Instagram. Tenéis que seguirla en todas, pero su cuenta de Instagram no os la podéis perder, ni su web donde podéis ver todo lo que sabe sobre porteo tampoco. Sin más dilación os dejo con ella.
Antes de nada, quiero agradecer a Raquel la invitación que me ha hecho para escribir en su blog. Soy Amaia, madre de una niña y un niño y asesora de porteo. Raquel me ha pedido que cuente un poco mis inicios en el mundo del porteo y me ha parecido una buena idea, ya que, a pesar de que han pasado unos cuanto años (8 desde que nació mi hija) creo que muchas familias hacen el mismo camino y puede ayudarles conocer cómo fue el mío.
Y es que, aunque ahora me dedique a asesorar a otras familias sobre el correcto uso de los portabebés, yo tuve una mochila no ergonómica (de las conocidas como colgonas).

Muchas veces veo fotos de mamás recientes en redes sociales con mochilas de este tipo y generalmente van acompañadas de un montón de comentarios, que, con más o menos tacto, le dicen a esa madre que la mochila que usan no es adecuada. Mi intención al contar mi recorrido, no es otro que dar un poco de tranquilidad a todas esas madres que, con la información que tenían, han tomado la mejor decisión en ese momento y luego, se han visto sobrepasadas por la avalancha de comentarios diciéndoles lo mala que era.
Una puede pensar, que las familias que compran una mochila de este tipo, lo han hecho porque no se han informado y han comprado lo primero que han visto en una tienda. No puedo hablar por todas ellas, pero en mi caso, sí que me informé. De hecho, yo me compré un fular elástico y la mochila nos la regalaron. Leí sobre la postura recomendada y aunque le veía sentido, pensé que si vendían las otras, sería porque no podían ser malas.
Y, aunque los comentarios a veces son muy alarmistas, la realidad es, que ese tipo de mochilas, aunque no son para nada la mejor opción, no van a causar una lesión en el bebé (a no ser que ese bebé ya tenga una predisposición a desarrollar una displasia de cadera). No hay ni un solo estudio o evidencia de que ese tipo de mochilas vayan a causar una lesión o un problema a futuro en la columna de un bebé.
Ahora sí, con esto no quiero decir que no importe cómo porteamos, porque aunque no vayamos a causar una lesión hay mejores opciones por muchas otra razones:
Prevención: como decía más arriba, una mochila que dejé las piernas de nuestro bebé colgando, no causará una displasia de cadera a no ser que nuestro bebé ya tenga una predisposición a ello. Lo que pasa es, que normalmente no sabemos si la hay, por eso, prevenir es siempre mejor que curar.
Salud de la espalda: Aunque no haya evidencia de que la espalda vaya a desarrollar un problema a futuro, el peso queda colgado sobre nuestro cuerpo, por lo que somos nosotras las que probablemente tengamos problemas por cargar el peso mal.
Postura: este tipo de mochilas ofrecen muy poco soporte en la zona de la cabeza, haciendo que la barbilla del bebé quede pegada a su pecho cuando el bebé no tiene control cefálico o cuando está dormido. Esto puede ser peligroso porque no deja las vías respiratorias libres
Comodidad: El peso se distribuye mal sobre quien portea y esto hace que se deje de portear por incomodidad, pero que la necesidad de brazos del bebé siga ahí.
Experiencia propia: para darte mi última razón, te invito a ver este vídeo en el que me cuelgo durante cinco minutos en la postura que llevan los bebés en estos portabebés para que saques tus conclusiones.

Volviendo a mi experiencia, y enlazando con el punto 4, yo empecé a usar ambos portabebés. En aquel momento, no era fácil encontrar una asesora de porteo (las busqué, pero no di con ninguna) y el fular me estaba costando por varias razones (que identifico ahora). Entre otras razones, no lo conseguía ajustar bien, por lo que, cuando necesitaba usar algo rápido, usaba la mochila. El problema era, que tampoco me parecía una opción muy cómoda. Me parecía que la niña quedaba muy colgada hacia afuera y que botaba demasiado. Por lo tanto, el porteo era una opción para cuando el carro no era una opción, aunque mi carro iba siempre sin bebé porque sólo quería brazos.
Como os podéis imaginar, no fue muy cómodo. De hecho, no haber encontrado una buena solución, me supuso una lesión en la muñeca (síndrome de De Quervain) de cargarla todo el día sin ayuda y cuando fui al traumatólogo, me dijo que era un alesión “muy de madre” por lo que, entiendo, no soy la única a la que le pasa. De hecho, esta fue otra de las razones que me llevaron a formarme como asesora de porteo.