Desde que sabemos que vamos a tener un bebé empezamos a comprar o a recibir juguetes: peluches, gimnasios, sonajeros… Pero muy pocas veces ofrecemos a nuestros hijos la posibilidad de jugar con materiales no estructurados. Son precisamente estos «juguetes» los que más van a beneficiar y a ayudar a los niños a desarrollar juegos más interesantes. Según la edad del niño, nuestra casa y nuestras posibilidades diseñaremos una zona de juego u otra, pero es importante que tengamos en cuenta sus verdaderas necesidades de juego. Obviamente no es lo mismo un caserío en medio del campo que un estudio en la Gran Vía de Madrid, pero espero que con estos truquitos podáis disfrutar más del juego todos, y sobre todo los peques.
Tipos de juguetes que enriquecen
En el post de hoy me parece importante hablar de cuatro tipos de recursos que son interesantes y van a ayudar en el desarrollo tanto del juego como del niño. Lo más importante es que tengamos en cuenta que hay varios tipos de actividades lúdicas que los peques realizan: juegos de imitación, juegos simbólicos, juegos para representar y gestionar emociones, retos psicomotrices…
1. Juguetes tipo mueble para imitar
Hablamos de cocinitas, bancos de herramientas, casitas… Son estructuras que tienen una función concreta o indeterminada. Una cocinita tiene una función determinada, sin embargo hay estructuras como las estanterías que se utilizan en los jardines de infancia Waldorf que son más polivalentes, si os interesa podéis comprar una aquí (no me llevo ninguna comisión, ni es un post patrocinado). Una de estas estanterías puede servir tanto de cocinita como de tienda o cualquier otra cosa.
Para mi una cocinita es uno de los artículos imprescindibles en una casa con niños, y debe estar en la cocina. Seguro que si tenéis hijos sabéis que van siempre detrás de vosotros, y que si estáis haciendo la comida están siempre mirando, intentando meter mano, cacharreando… Si adecuáis un lugar para que puedan jugar a imitar lo que hacéis en el lugar donde estáis haciéndolo vais a conseguir que el juego tenga mucho más sentido. Además de nutrirse observándoos haciendo una actividad con sentido, van a poder ir integrándola jugando. Cuanto más sencilla sea la cocinita mejor, pensad que cuantos más detalles externos tenga un juguete más estamos delimitando la imaginación del niño que juega. Además cuanto más sencilla sea más difícil es que se estropeé.
Lo mismo pasa con los bancos de herramientas, para mi son una buena idea siempre y cuando vosotros utilicéis herramientas y estén en el taller. Si no es así, es un poco raro dar al niño un juguete para que imite un comportamiento que no ha visto.
2. Juguetes no estructurados. Para el juego simbólico.
El juego simbólico es mágico. Un buen día surge en el niño la capacidad de atribuir cualidades que no son palpables a los objetos, de convertirlos en símbolos. Así un trozo de madera puede ser una mesa, un barco, un avión o un teléfono. Al igual que en las cocinitas cuanto menos dibujados estén los objetos, más margen tiene el niño para imaginar. Es decir, si damos al niño una reproducción de una plancha es probable que juegue a planchar con ella. Sin embargo si lo que tiene es un bloque de madera podrá planchar un día, y en otro momento será un escudo y más tarde se convertirá en un coche.
¿Entonces qué materiales son los que mejor funcionan como juguetes no estructurados?
Básicamente cualquiera que no sea una reproducción de juguete de un objeto «real». Siempre teniendo en cuenta la edad del niño para evitar riesgos de atragantamiento. Un buen truco es que no deis nada a un niño de menos de tres años que quepa dentro del cartón del papel higiénico. Algunos ejemplos son:
- Piedras de distintos tamaños.
- Caracolas y conchas.
- Bloques de madera, tablas…
- Pequeñas ramas lijadas.
- Piñas.
- Telas.
- Corchos.
- Cortezas de árboles
- Etcétera…
¿Qué ventajas tiene usar materiales no estructurados?
Ofrecer a los niños este tipo de juguetes tiene muchísimas ventajas, entre ellas:
- La imaginación del niño no va a verse coartada por el material. No ofrecer esa posibilidad es como si a un gran director de cine le dijésemos que sólo puede grabar su película en una habitación, estamos limitando su capacidad creativa de manera impresionante. Grabará su película, pero no será ni la mitad de interesante.
- No fomentamos el consumismo. Los juguetes comerciales son eso, comerciales. Su calidad es mediocre y se rompen en seguida. Además, como limitan su imaginación se cansarán antes de jugar con ellos.
- No estamos fomentando, con los juguetes, estereotipos de género ni ideales de belleza. (Por favor, la cocinita es para todos, no la compréis solo si tenéis una niña).
- Estamos educando el sentido del tacto. Los materiales naturales y no estructurados tienen una riqueza táctil infinitamente mayor que los juguetes de plástico. Tienen texturas, temperaturas y pesos distintos.
- Enseñamos al niño a valorar lo sencillo y a crear sus propios recursos. Si quiere un coche de juguete lo imagina, no necesita comprarlo.
3. Juguetes para representarse y gestionar emociones. Las muñecas.
Una vez más, es importante que nos adaptemos a la edad del niño. Sí, los niños también tienen derecho a tener muñecas (y necesidad). También es importante que las muñecas o los muñecos sean sencillos, cuanto más sencillos mejor. Rudof Steiner decía que el mejor muñeco era un trozo de trapo, y yo creo que tenía razón.
Cuando regalamos a un niño una muñeca que hace pis y caca, que come, que abre y cierra los ojos… Estamos en lo mismo, coartamos su capacidad de imaginársela con los ojos cerrados cuando los tenga abiertos. De nuevo se rompen más que lo más sencillo, y encima no son ni la mitad de bonitas. Si os animáis lo ideal es que la cosáis vosotros mismos como regalo, el valor que le da el amor que habréis puesto en la confección de la muñeca es inigualable. [pullquote-right]“El niño se proyecta en la muñeca y además aprende a cuidar a través de ella. Jamás tiréis una muñeca o la golpeéis para colocarla. Si el niño se la ha dejado en el suelo tirada cogedla con cariño y ponedla en su cuna.”[/pullquote-right]
Hasta algún momento entre los cuatro y los cinco años, los niños no son capaces de entender si una muñeca está viva o no. Esto es así porque el concepto de representación está toda vía difuso, así como el concepto de «lo vivo». Es muy importante que tratéis a las muñecas de vuestros hijos con amor, con cariño. El niño se proyecta en la muñeca y además aprende a cuidar a través de ella. Jamás tiréis una muñeca o la golpeéis para colocarla. Si el niño se la ha dejado en el suelo tirada cogedla con cariño y ponedla en su cuna.
Si queréis un post hablando de las muñecas más en profundidad y su importancia en el desarrollo infantil, decídmelo en los comentarios. A mí es un tema que me apasiona.
4. Los retos psicomotrices.
Desde que nacemos empezamos a entrenar nuestra psicomotricidad. Todos empezamos girando desde la posición dorsal a la ventral y hay quien acaba ganando un oro olímpico. No todos tenemos el mismo ritmo de desarrollo psicomotriz, y desde luego no tenemos las mismas capacidades. Por ello lo importante es, una vez, la observación. ¿En qué momento está vuesto hijo? ¿Qué necesita?
Cuando tenemos un bebé de pocos meses un buen estímulo puede ser un pañuelito cerca, que le invite a girarse a tocarlo. Siempre procurad que los objetos que pongamos como reto psicomotriz estén a su alcance. No tiene sentido poner al niño un móvil inalcanzable sobre la cabeza.
Una vez que el niño se mantiene sentado ocurre algo genial, sus manos están libres para explorar y tocar. Un buen reto pueden ser los juguetes tipo aros que entran en un soporte. A muchos bebés les encantan, y a mi me me encanta ver su cara de concentración. Cuando les observas realmente te das cuenta del esfuerzo que están haciendo y lo determinados que son.
¿Qué pasa cuando crecen?
Cuanto más crece el niño más se complican los retos. Andar ya está dominado, así que los parques son un lugar genial para seguir buscando obstáculos que superar. Otro consejo, no ayudéis a vuestro hijo a subir a un columpio o estructura a la que no pueda subir sólo. Si no puede ya podrá, pero aún no está preparado. Si es un columpio adaptado para bebés y os hace ilusión tampoco va a pasar nada, me refiero a ayudarles a realizar movimientos que sean necesarios para disfrutar del juego, como subir las escaleras de un tobogán.
En casa, con los más mayorcitos los retos ya incluyen la psicomotricidad fina, y no, no me refiero a escribir. Las construcciones, por ejemplo son una fuente de entretenimiento fantástica. Cuando vayáis a elegir bloques tened en cuenta dos principios: que no sean encajables porque el reto es mucho mayor y la satisfacción también y que no tengan colores, así evitáis que haya conflictos por la ficha de un color en concreto o que no utilicen ciertas piezas porque no les encajen cromáticamente. Podéis aprovechar una salida al campo para recoger ramas de distintos grosores. En casa las cortáis de diferentes alturas y lijáis los cantos. Tenéis bloques naturales hechos en casa, y gratis.
Otra gran actividad para disfrutar de retos psicomotrices puede ser la costura (ideal para niños de unos cinco años), o tejer a partir de los siete. Recordad que las actividades tienen que tener un sentido, no cosáis por coser. Haced algo que de verdad sea interesante, un enanito, por ejemplo.